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G77 y China insisten ante ONU en marco legal para deudas soberanas

Martes, 21 de octubre de 2014 - 11:38 UTC
El objetivo es mejorar la “eficiencia” y “estabilidad” del sistema financiero global y permitir un crecimiento económico sostenido, incluyente y equitativo”. El objetivo es mejorar la “eficiencia” y “estabilidad” del sistema financiero global y permitir un crecimiento económico sostenido, incluyente y equitativo”.

Argentina y el resto de países del G77 más China quieren que la ONU establezca una comisión especial para que todos los Estados miembros negocien a lo largo del próximo año un marco legal internacional que regule los procesos de reestructuración de deuda soberana.

Así lo señalan en un borrador de resolución de la Asamblea General hecho público por las Naciones Unidas.

El texto, presentado por Bolivia en nombre del G77 más China, debe servir para fijar las modalidades de negociación de ese marco jurídico, cuya creación solicitó la Asamblea el pasado 9 de septiembre a raíz del caso de la deuda argentina.

A priori, el borrador debería votarse antes de final de este año, probablemente en diciembre, cumpliendo con lo establecido entonces por el órgano en el que se sientan los 193 miembros de la ONU.

La propuesta del G77 más China aboga por poner en marcha una comisión especial que se encargue de la redacción del marco internacional para las reestructuraciones de deuda y en el que podrían participar todos los Estados miembros y observadores de la ONU.

Esa comisión debería reunirse, según el borrador, al menos tres veces, durante periodos de cuatro días, en febrero, abril y junio de 2015 en Nueva York.

Como resultado de esos trabajos, el G77 quiere que la comisión presente a la Asamblea General una propuesta de marco internacional para resolver problemas de deuda soberana antes de que termine la actual sesión, en el otoño del próximo año.

La propuesta sigue a la resolución aprobada en septiembre por la Asamblea como respuesta al caso que enfrenta a Argentina con los fondos especulativos.

La iniciativa partió de los países en desarrollo y emergentes que forman el grupo G77 más China y obtuvo un apoyo mayoritario (124 votos a favor, 11 en contra y 41 abstenciones), aunque se encontró con la oposición de varias de las grandes potencias económicas mundiales, como Estados Unidos, Japón y varios países de la Unión Europea (UE).