La Fuerza Nacional Bolivariana irrumpió en la Torre de David en pleno centro de Caracas para empezar a desalojar a los más de 3.000 ocupantes ilegales. Las 1.156 familias que habitan la Torre de David, el rascacielos-favela más alto de la capital, empezaron a ser removidos este martes y reubicadas en complejos habitacionales erigidos por el gobierno venezolano.
”Están siendo reubicadas 77 familias, para un total de 160 en esta fase. Hemos comenzado por los pisos 7, 9 y 28. El traslado de esas familias es de manera voluntaria al urbanismo Ciudad Zamora, en los Valles del Tuy (estado Miranda, norte), explicó a la prensa Ernesto Villegas, ministro para la transformación revolucionaria de Caracas.
A media mañana, guiados por efectivos del Ejército, varias decenas de vecinos salieron del recinto con sus pertenencias, en un ambiente de total tranquilidad, y se subieron en vehículos estatales para ser trasladados a sus nuevas viviendas.
Según Villegas, no se trata de un desalojo, sino de una operación armónica con la comunidad, que supone el traslado a urbanismos de la Misión Vivienda, programa gubernamental para dotar de casas a personas de escasos recursos.
Siete años después de la invasión masiva de este edificio por personas sin vivienda, Villegas asegura que la estructura no guarda las condiciones mínimas para una vida segura. En el lugar, viven 3.000 personas.
La Torre de David no estaba destinada a ser la casa de nadie. En 1990, el banquero David Brillembourg, su creador, la imaginó como el gran centro financiero venezolano, a la altura del gigante Wall Street. Con su muerte en 1993, la construcción del edificio -ya avanzada en un 60%- en el centro de Caracas se detuvo.
Para 2007 y a la vista del gobierno chavista, ocupantes ilegales tomaron la edificación -con tres torres de 45, 20 y 10 pisos- y convirtieron las oficinas del lugar en apartamentos que albergan, en algunos casos, a mujeres solas o a numerosas familias en estrechos espacios de unos 25 metros cuadrados.
La singularidad de la Torre de David y su fama de ser un centro criminal la han convertido en escenario de series televisivas como Homeland, pero para los venezolanos es zona roja” y símbolo de la invasión tolerada por el gobierno chavista.