Las reservas del sistema hidroeléctrico, responsable del 70% de la producción de energía eléctrica del Brasil están en su nivel más bajo desde 1931 y no se descartan apagones durante el Mundial del mes entrante.
El panorama no es alentador: a la espera de un consumo récord en los próximos meses, la falta de lluvias en los últimos meses llevó al país al borde de una crisis energética, ya que el sistema hidroeléctrico que alimenta al 70% del territorio brasileño está funcionando por debajo del nivel seguro de represas de agua.
Según el Operador Nacional del Sistema Eléctrico las regiones centro-oeste y sudeste, que tienen la mayor capacidad de almacenamiento, están funcionando con el 38% de capacidad. Cuando alcanzaron el 32% en 2001, se implementaron medidas de racionamiento, lo que la presidente Dilma Rousseff quiere evitar por ser un año electoral.
En efecto la sequía del 2001 y los apagones que se sucedieron abrieron las puertas para que el Partido Trabalhista con Lula da Silva llegara a la presidencia del Brasil en lo que sería su quinto intento.
Si bien la gestión del entonces presidente Fernando Henrique Cardoso fue buena, particularmente en el control de la inflación y estabilización de la economía los votantes no aceptaron los apagones.
Realmente pasamos por una de las peores hidrologías de las que se tiene registro desde 1931. Nunca hubo, al mismo tiempo, una situación tan mala en los subsistemas sudeste, centro-oeste y nordeste. Vivimos una condición hidrológica extrema, bastante difícil, declaró Mauricio Tolmasquim, presidente de la Empresa de Investigación Energética.
Esta situación está afectando especialmente a San Pablo, la mayor ciudad del país. El Sistema Cantareira, que alimenta a Gran San Pablo, pasó de tener su capacidad en el 62,3% en mayo del año pasado a tenerla en un 10,5%, el mínimo histórico. Como se estima que esta cantidad de agua alcanza para 3 meses, se ofrecieron descuentos del 30% a usuarios que ahorren el 20% de agua este mes.
Teniendo en cuenta que en el primer trimestre del año el consumo de energía eléctrica aumentó un 6%, el gobierno de Rousseff aceleró la compra de gas natural licuado y lanzó un paquete de ayuda de 5.400 millones de dólares para que no se les pase el aumento en el costo a los usuarios.
La situación es particularmente crítica cuando falta un mes para el Mundial de Fútbol y se espera la llegada de 600 mil visitantes extranjeros. Si hay un corte de energía masivo como el que hubo en febrero, podrían llegar a dispararse protestas
El Gobierno está jugando a la suerte; hoy estamos en manos de la naturaleza. Se debería lanzar de inmediato un plan para concientizar a la población y reducir el consumo de agua y energía, en vez de buscar aumentarlos. El Gobierno actúa irresponsablemente. No piensa en el país, sino en llegar a las elecciones de octubre, advirtió Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura.