La oposición argentina reclamó este jueves la dimisión o la apertura de un juicio político al vicepresidente del Gobierno, Amado Boudou, a quien acusan de “delincuente” después de su imputación en un supuesto caso de corrupción.
“Boudou es un delincuente, pero no menos que los demás de su partido”, afirmó a través de las redes sociales la diputada Elisa Carrió, de la coalición de izquierdas UNEN. La opositora predijo que Boudou, quien también ocupa el cargo de presidente del Senado argentino, renunciará “a fines de febrero o principio de marzo”.
Según Carrió, la situación puede desembocar en un “auto golpismo” ya que, ante una posible recaída de la presidenta Cristina Fernández, que estuvo de baja por enfermedad entre octubre y noviembre, el próximo presidente del Senado, que se nombrará en marzo, sería el encargado de ejercer la Presidencia en su ausencia.
El diputado Felipe Solá, del opositor Frente Renovador, también reclamó la dimisión del vicepresidente, en declaraciones a una radio local, “para liberar” a Fernández, ya que “si Boudou es procesado, va a haber una movida” en el Gobierno.
Por su parte, Patricia Bullrich, parlamentaria de la coalición conservadora Propuesta Republicana (PRO), pidió abrir un juicio político para estudiar la destitución del mandatario y advirtió de que si no lo hace la presidenta en febrero, lo harán ellos en marzo.
Asimismo, Margarita Stolbizer, del partido socialdemócrata Generación para un Encuentro Nacional (GEN), criticó la “enorme protección política” de la que, a su juicio, goza Boudou y que le ha permitido continuar en el cargo hasta hora, pero incidió en que “con el pedido de indagatoria las cosas se complican más” .
“La situación ya quema en las manos de la Justicia”, sentenció la diputada en declaraciones a una radio local.
El fiscal Jorge Di Lello acusó a Boudou de haber usado supuestamente su cargo de ministro de Economía (2009-2011) para beneficiar a la imprenta de papel moneda Ciccone Calcográfica.
Según el fiscal, el ahora vicepresidente dio un presunto trato de favor a la empresa, que declaró la quiebra en 2010 y que acabó en manos de la sociedad The Old Fund, presidida por Alejandro Vandenbroele, señalado como “testaferro” de Boudou, un vínculo que él niega.