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Morales despliega política marítima boliviana en Chile y Uruguay

Miércoles, 10 de marzo de 2010 - 18:43 UTC
Evo Morales mantendrá reuniones bilaterales durante su visita a Chile Evo Morales mantendrá reuniones bilaterales durante su visita a Chile

El gobernante boliviano Evo Morales desplegará entre jueves y viernes toda la artillería de la política marítima de su gobierno en una visita símbolo que realizará a Chile, a la investidura del presidente electo de ese país, el empresario de derechas Sebastián Piñera, y también en el encuentro que sostendrá en la ciudad de Cochabamba (centro) con su homólogo uruguayo, el izquierdista José 'Pepe' Mujica.

En su visita a Santiago, Morales dará una prueba incontrastable de política de Estado con Chile, con cuyo gobierno saliente de la presidenta Michelle Bachelet escribió el mayor acercamiento binacional en décadas y señaló una agenda bilateral de trece puntos que incorpora, de manera inédita, la secular demanda boliviana por una salida al mar Pacífico.

También en el encuentro que sostendrá con Mujica en la central ciudad de Cochabamba, 400 km al este de La Paz, donde refrescará el histórico y alternativo plan boliviano de obtener una salida a ultramar por el Océano Atlántico.

Uruguay es, en diversos foros multilaterales, desde la desaparecida Liga de las Naciones (reemplazada en 1948 por la Organización de Naciones Unidas) el más férreo defensor en Sudamérica de la causa marítima boliviana.

Tras el fracaso de las aspiraciones bolivianas por afianzar una salida al Atlántico por territorios ejercidos por Paraguay, país también mediterráneo, con el que libró una guerra entre 1932 y 1935, La Paz ha puesto los ojos en el ese océano, precisamente por la Hidrovía Paraguay-Paraná.

”En ambos casos sí está confirmado y el Presidente sí va a estar en la transmisión de mando del presidente Piñera, en Chile, este (día) 11, y también se está organizando después de esta transmisión de mando la visita del presidente Mujica a la ciudad de Cochabamba“, afirmó el lunes el portavoz de la Presidencia boliviana, Iván Canelas.

Piñera asumirá un país en trance, devastado por un potente terremoto seguido de maremotos que mató a 500 chilenos y destruyó centenas de miles de viviendas, con severos daños en la infraestructura vial del país trasandino.

El gobernante boliviano patentó en los últimos días muestras inequívocas de solidaridad ”con los damnificados“ en Chile y alistó una ayuda humanitaria consistente en 120 toneladas de agua ionizada en botellones para los chilenos que carecían de ese bien.

En ayuda de los que sufrieron en carne propia la saña del furibundo movimiento telúrico en el centro y sur de Chile, también organizó un teletón que movió al país para recaudar más de un millón de dólares.

”Queremos compartir nuestra pobreza“, dijo Morales al tiempo de arengar que solidaridad no es donar lo que sobra, sino lo que se tiene.

Morales y Piñera han sostenido en la Cumbre del Grupo de Rio -celebrada a finales de febrero en el balneario mexicano de Cancún, donde Latinoamérica se rebeló de la tuición de Estados Unidos y creó una organización que presente al unísono la voz de la región unidas en el concierto internacional- un cálido diálogo, fuera de agenda, según la prensa chilena.

La presencia de Morales en la asunción de Piñera se produce en el mejor momento, en décadas, de la relación bilateral, marcada a fe y fuego por el centenario reclamo boliviano de una salida soberana al mar Pacífico.

Bachelet y Morales han entablado, entre 2006 y 2009, el diálogo más fructífero en la historia de Bolivia y Chile.

La Paz y Santiago han construido entre 2006 y 2009 una relación de ”confianza mutua” y la piedra miliar de ésta es la amistad personal de Bachelet y Morales, patente en la agenda de 13 puntos que discuten sin prisas ni pausas desde 2006.

La Paz y Santiago han mejorado en el último tiempo sustancialmente su relación, reducida, desde 1989, a un intercambio comercial, favorable, en una proporción de 9 a 1, a Chile y ahora signada por inéditos intercambios en el área militar, en la educación y la tecnología y también en el campo político, preñada de viajes de misiones parlamentarias de uno y otro lado.

Por primera vez en la historia bilateral, La Moneda (sede del gobierno chileno) se avino a discutir sin remilgos el reclamo marítimo boliviano en 2006, pese a fundar sus argumentos en el carácter irretroactivo del Tratado de 1904.

Bolivia y Chile carecen de relaciones diplomáticas desde 1962, cuando Chile desvió unilateralmente el Río Lauca, de curso internacional, para alimentar sembríos en la puna de Atacama.

Las relaciones promisorias de La Moneda-Palacio Quemado quedaron en suspenso a mediados de enero, antes del balotaje chileno que dio el triunfo a Piñera, luego que el ahora presidente electo de Chile se dijo contrario a atender la histórica reivindicación boliviana.

Piñera afirmó un “no” rotundo a la posibilidad de ceder soberanía en los 4.000 km de costa de su país a la mediterránea Bolivia.

Aseveró que “el territorio, el mar y la soberanía chilena nos pertenece y un presidente debe defenderlas siempre”.

“Vamos a facilitar el acceso de Bolivia a nuestros puertos para que lo puedan usar para el comercio exterior, pero no vamos a ceder ni territorio ni mar”, subrayó.

Meses antes, Morales hubo esgrimido su talante sobre la política chilena cuando, a mediados de 2009, las primeras encuestas revelaban la popularidad de Piñera, alertó a la región la recomposición de la derecha en Latinoamérica.

Bolivia y Chile carecen de relaciones diplomáticas desde 1976.

Bolivia carece de acceso al mar Pacífico desde 1879, cuando, en alianza con Perú, enfrentó militarmente a Chile.

En la denominada guerra del Pacífico (1879-83), Bolivia perdió 400 km lineales de costa y 120.000 km cuadrados de territorios en la puna del Atacama, a favor de Chile.

Bolivia demanda desde 1904, cuando suscribió un Tratado de Paz y Límites, que selló su enclaustramiento geográfico, la reposición de una salida a marítima, por vía de un corredor soberano en el límite septentrional de Chile y la frontera sur de Perú.

El contencioso marítimo planteado en 2009 por Perú, tercero activo en este embrollo histórico, por el control de 100.000 km de aguas marítimas, ha frenado en seco la negociación boliviano chilena.

A su retorno de Santiago, Morales recibirá a Mujica, para hablar sobre la instalación de puertos bolivianos en las costas de Uruguay.

En ese encuentro “se hablará sobre el tema puertos para que Uruguay pueda constituirse en una salida permanente a través de la hidrovía Paraguay-Paraná para las exportaciones de Bolivia”, informó la semana pasada el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Luis Almagro.

La hidrovía Paraguay-Paraná es un plan fluvial intergubernamental, que incluye a Paraguay, Bolivia, Uruguay, Argentina y Brasil y que tiene por objetivo contar con un canal de navegación para embarcaciones de hasta diez pies de calado durante todo tiempo a través de los ríos Paraguay y Paraná desde Puerto Cáceres (Brasil) hasta Nueva Palmira (Uruguay).

De hecho, Bolivia construye infraestructura portuaria con vocación comercial en los pasos fluviales en dirección al Atlántico en el extremo oriente de su territorio.

Hace poco menos de una década, Bolivia saca a ultramar sus exportaciones de granos por esa vía.

Categorías: Política, América Latina.