Las Falkland Islands se sienten muy a gusto con su actual estatus de Territorio Británico de Ultramar, basado en el derecho a la autodeterminación y no les gusta que otros vengan a decirle que tienen que hacer.
Las palabras pertenecen a Emma Edwards, miembro de la Asamblea Legislativa de las Falkland Islands y fueron expuestas ante un seminario sobre descolonización, sus éxitos y sus fracasos, organizado por Naciones Unidas y desarrollado este mes en Nueva Caledonia.
“Estamos muy contentos con el status quo, y no nos gusta que otros vengan a decirnos que tenemos que hacer. Las Falkland Islands no se encuentran preparadas para la independencia, pero si manifestamos nuestro derecho a la auto determinación con la mayoría abrumadora de la población de las Falklands deseosa de permanecer y disfrutar de nuestro estatus de Territorio Británico de Ultramar”, sostuvo Emma Edwards.
El seminario desarrollado en el territorio de ultramar de Francia fue para marcar el cincuenta aniversario de la Declaración sobre Descolonización de la Asamblea General de ONU. Uno de los principales objetivos del seminario fue ayudar a la Comisión Especial sobre Descolonización (más conocida como la Comisión de los 24) a evaluar el progreso alcanzado en dicha materia especialmente en la cuenca del Pacífico.
La situación de las Falkland Islands se analizó en el segundo día del seminario y la legisladora Emma Edwards subrayó ante sus colegas que las Islas repetidamente han manifestado el punto de vista de que se sienten muy a gusto con el actual estatus y subrayó que “por una variedad de razones las opciones alternativas de independencia, libre asociación o integración con un estado independiente no son apropiadas para las Falkland Islands”.
Edwards también se refirió a la saludable y efectiva democracia que gozan los habitantes de las Falkland Islands, entre las cuales mencionó elecciones en noviembre pasado y una nueva constitución que comenzó a regir en enero del 2009 “alentando aún más la práctica democrática, estableciendo un mayor grado de auto gobierno en asuntos domésticos a la vez que dotada de mecanismos efectivos de transparencia y de responsabilidad política”.
La legisladora asimismo reveló que si bien las Falkland Islands, como el resto del mundo se han visto afectadas por la crisis financiera global, “la economía permanece fuerte” a la vez que citó varios programas e iniciativas en las áreas de transporte, telecomunicaciones, energía, producción, atención sanitaria y educación que benefician a todos los Isleños.
A la conclusión del seminario Emma Edwards sostuvo que resultó “una oportunidad muy útil para encontrarse con representantes de territorios de ultramar y analizar los temas con ellos, a la vez que con delegados de los países integrantes del C-24”.
El seminario bajo el rótulo de “Erradicación del colonialismo en la primera década del siglo 21” contó con la concurrencia de 48 delegados incluyendo representantes de territorios sin auto-gobierno, países miembros del G-24 además de observadores y expertos en colonialismo.
La representante de las Falklands dijo que en el ultimo día del seminario se planteó un debate sumamente interesante referido al poco avance que el proceso de descolonización ha logrado en los últimos diez años, con tan solo Nueva Caledonia manifestando su intención de convertirse en una nueva nación.
También se discutió en cuanto a si la palabra ‘erradicación’ era demasiado ambiciosa al referirse al colonialismo, planteándose con firmeza por parte de algunos delegados que la Comisión Especial tendría que dedicarse más a encontrar formas de ayudar a los territorios de ultramar que van quedando en la Lista de Descolonización de la ONU, a lograr una mayor autonomía gubernamental que la plena independencia.
En su viaje de retorno a las Islas la legisladora Edwards pasó por Londres para la apertura del Parlamento británico junto a la representante del gobierno de las Falklands en Londres Sukey Cameron. También fue agasajada en una recepción ofrecida por la Asociación Parlamentaria de la Mancomunidad Británica.
El territorio de ultramar francés de Nueva Caledonia cuenta con una población de 300.000 y su economía está basada en el níquel, metal del cual es de los principales exportadores del mundo.