Un cadete de 23 años fue dado de baja y puesto a disposición de la justicia por dos casos presuntamente comprobados de abuso sexual y otros cinco intentos. Las víctimas eran todas subordinadas jerárquicas del acusado
Dos mujeres estudiantes de la Escuela de Aviación de la Fuerza Aérea Argentina, ubicada en Córdoba, próxima ala capital provincial, denunciaron haber sido abusadas por un cadete de mayor jerarquía, mientras que al menos cinco más aseguraron que el mismo sujeto intentó abusar de ellas.
“Fueron varios hechos, dos consumados de abuso sexual y al menos cinco intentos, que están siendo investigados”, confirmó el fiscal federal de la provincia de Córdoba, Enrique Senestrari, quien aclaró que el cadete denunciado fue echado de la Fuerza y detenido, imputado como supuesto autor de abuso sexual por varios hechos.
“La principal prueba es el testimonio de las jóvenes que se animaron y contaron todo lo que vivieron, con relatos muy coincidentes y contundentes”, expresó el fiscal.
Según el relato de las víctimas, las amenazaba con informar incumplimientos o atribuirles un robo, para poder concretar su cometido. “Bajo amenaza de que serían echadas de la Fuerza, las coaccionaba, para poder vejarlas, siempre abusando de la condición de jerarquía, que caracteriza a los sistemas militares”. “Como en todo caso de violencia de género, las mujeres pasan por una situación en la que les es difícil asumirse como víctimas”, detalló Senestrari.
En esa dependencia de la Fuerza Aérea hay 300 hombres y 30 mujeres y por lo menos dos de ellas habían recibido propuestas de un cadete que derivaron en los abusos, en tanto otras cinco se habían negado y fueron convocadas a prestar declaración como testigos, informó el portal fiscales.gob.ar.
Integrantes del equipo de Género del Ministerio de Defensa acompañaron a las jóvenes a realizar la denuncia y el supuesto abusador fue dado de baja de la fuerza.
El círculo del abuso era el mismo que se repite en estos casos: la culpa, la responsabilidad sobre la víctima, el miedo y relaciones de poder jerarquizadas y atravesadas por la problemática de género.
En un primer momento se les explicó, grupalmente, en qué consiste el proceso penal, las etapas del mismo y cuál era la importancia de contar con su testimonio para la investigación del delito, explicó el informe oficial.
Así, se trabajó respecto de las situaciones de violencia de género que vivieron y se les brindaron herramientas que les permitieron construir lazos de confianza y seguridad, agregó.
Luego, se trabajó individualmente para evaluar de qué manera había impactado en cada una el develamiento de los hechos y cuál era su necesidad subjetiva y su expectativa respecto a la respuesta de la justicia.
Senestrari destacó que la intervención del equipo de Dovic “tuvo un valor enorme dado que permitió a las víctimas asustadas frente al poder judicial abrirse. Ellas piensan en nosotros como autoridades, insertas en un sistema verticalista y fue necesario, por mi parte, aclararles que eso no era así, que yo no era una autoridad que las iba a juzgar.
El fiscal valoró que las víctimas se encontraron con gente que les hizo ver que las iban a ayudar”, en referencia a la Dirección de Orientación, Acompañamiento y Protección a Víctimas (Dovic) y a las autoridades del Ministerio de Defensa.
Susana Larcamón, psicóloga de la Dovic, estuvo a cargo del caso y especificó que “desde la práctica es necesario informar a las víctimas porque saber siempre genera confianza y alivia temores. Estos hechos, atravesados por la problemática de género, pueden producir sentimientos de vergüenza o de culpabilidad. Por eso la importancia de trabajar para rever el origen de los mismos y poner el énfasis en un mayor empoderamiento”.