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Papa advierte a líderes que la UE “corre riesgo de una involución y de morir”

Lunes, 27 de marzo de 2017 - 10:32 UTC
 En su discurso mencionó siete veces la palabra “esperanza”, Francisco y evocó a los padres fundadores de la UE y su “apasionado compromiso por el bien común”. En su discurso mencionó siete veces la palabra “esperanza”, Francisco y evocó a los padres fundadores de la UE y su “apasionado compromiso por el bien común”.
Llamó a ir a las raíces de la UE: “la centralidad del hombre, una solidaridad eficaz, la apertura al mundo, la búsqueda de la paz y el desarrollo, la apertura al futuro”. Llamó a ir a las raíces de la UE: “la centralidad del hombre, una solidaridad eficaz, la apertura al mundo, la búsqueda de la paz y el desarrollo, la apertura al futuro”.

Con motivo de celebrarse el aniversario 60 del nacimiento de la Unión Europea con la firma de los Tratados de Roma -el 25 de marzo de 1957-, el Papa advirtió que el bloque “corre el riesgo de una involución y de morir” si no se replantea el proyecto, inspirándose en el legado de los padres fundadores.

Consciente de que el bloque vive uno de los momentos más oscuros de su historia, bajo una amenaza terrorista que no cede y el riesgo de implosión -con el Reino Unido a días de formalizar su Brexit-, Francisco, un Papa no europeo, alertó también sobre los populismos y particularismos “que florecen por el egoísmo”.

Mientras lo escuchaban en silencio los jefes de Estado y de gobierno de los 27 países del bloque -llegados a una capital hiperblindada y en alerta máxima-, el Papa, que habló de las dificultades actuales, pidió buscar una “nueva hermenéutica para el futuro” y “un nuevo humanismo europeo”. E invitó a un bloque desunido, asustado, sin ideas, a ponerse en discusión, abrirse al mundo, a no tener miedo, a encontrar esperanza en la solidaridad, “el antídoto más eficaz contra los modernos populismos”. Apelando a la solidaridad, también pidió no caer en “la tentación de reducir los ideales fundacionales de la Unión a las exigencias productivas, económicas y financieras”.

“Cada organismo que pierde el sentido de su camino, que pierde el mirar hacia delante, sufre primero una involución y al final corre el riesgo de morir”, alertó, hablando en la espectacular Sala Regia del Palacio Apostólico. Allí estaban el Primer Ministro italiano, Paolo Gentiloni, anfitrión de las celebraciones que culminaron con la firma de una declaración que intentará relanzar el bloque, la canciller Angela Merkel , el Presidente francés François Hollande y el Jefe de Gobierno español Mariano Rajoy, entre otros.

En un discurso en el que mencionó siete veces la palabra “esperanza”, Francisco evocó a los padres fundadores de la UE y su “apasionado compromiso por el bien común”. Al criticar el “vacío de memoria” que se vive hoy, recordó sus esfuerzos por derribar el muro de Berlín. Y que, gracias a su audaz proyecto, surgido tras la devastación que dejó la Segunda Guerra Mundial, pudo conquistarse “el tiempo de paz más largo de los últimos siglos” en Europa.

“El primer elemento de la vitalidad europea es la solidaridad”, destacó el ex arzobispo de Buenos Aires, que recordó que en el origen de la civilización europea se encuentra el cristianismo. Como ya había hecho al hablar en la sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo y al recibir el año pasado el premio Carlo Magno, Francisco no desaprovechó la ocasión de tener ante sí a todos los líderes políticos de la UE, algo inédito en el Vaticano. Y reiteró sus mayores desvelos: la familia, célula básica de la sociedad, los migrantes vistos como enemigos, los jóvenes sin trabajo, los pobres. Y clamó por una apertura a todos ellos, destacando los ideales originarios de la UE, la riqueza de la unidad en la diferencia y la multi-culturalidad que siempre tuvo el Viejo Continente.

“No hay paz allí donde falta el trabajo o la expectativa de un salario digno. No hay paz en las periferias de nuestras ciudades, donde abunda la droga y la violencia”, recordó.

Si hace 60 años los padres fundadores “estaban animados por la esperanza de un futuro mejor y con una voluntad firme lo perseguían, para evitar que surgieran nuevos conflictos, nuestra época está más dominada por el concepto de crisis”, lamentó. “Está la crisis económica, la crisis de la familia y de los modelos sociales consolidados, la crisis de las instituciones y la crisis de los migrantes: tantas crisis, que esconden el miedo y la profunda desorientación del hombre contemporáneo, que exigen una nueva hermenéutica para el futuro”, apuntó.

Y, llamando a enfrentar este tiempo de desafíos y oportunidades, sugirió encontrar la respuesta en los pilares sobre los que los padres fundadores construyeron esa Comunidad Económica Europea, embrión de la UE: “la centralidad del hombre, una solidaridad eficaz, la apertura al mundo, la búsqueda de la paz y el desarrollo, la apertura al futuro”.

“Europa vuelve a encontrar esperanza en la solidaridad, que es también el antídoto más eficaz contra los modernos populismos”, aseguró. “Si uno sufre, todos sufren”, dijo. “Por eso, hoy también nosotros lloramos con el Reino Unido por las víctimas del atentado que ha golpeado en Londres hace dos días”, agregó, en una reunión marcada por la ausencia inevitable del Reino Unido.
 

 

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