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El aporte de los libaneses a Latinoamérica: millonarios, presidentes y cantantes

Miércoles, 21 de mayo de 2014 - 11:22 UTC
Carlos Slim uno de los tres hombres más ricos del plantea Carlos Slim uno de los tres hombres más ricos del plantea
Alejandro Kuri, presidente de la Unión Libanesa Mundial Alejandro Kuri, presidente de la Unión Libanesa Mundial
Shakira (Isabel Mebarak Ripoll) explica el encanto de sus caderas en sus raíces Shakira (Isabel Mebarak Ripoll) explica el encanto de sus caderas en sus raíces

La inmigración libanesa se hace palpable en toda Latino América en países como México, Brasil, Argentina, Venezuela, Chile, Colombia, aunque es en México donde esta colectividad ha logrado posicionarse como pionera en materia de comercio mundial.

 Allí conviven dos de los mexicanos de origen libanés más importantes del planeta: Carlos Slim por su inmensa fortuna y Alejandro Kuri, por haberse convertido en el presidente de la Unión Libanesa Mundial.

Slim, el segundo hombre más rico del mundo –según Forbes–, sigue los patrones de todos los hombres libaneses que lograron ser prósperos en tierras latino-americanas: sus ancestros llegaron a la región sin grandes fortunas, pero ellos consiguieron cambiar sus realidades empujando al país que los cobijó.

En el caso de este mexicano –cuya fortuna asciende a 72.000 millones de dólares de acuerdo con el último índice–, todo comenzó en 1902, cuando su padre (en soledad, con 14 años y sin hablar español) desembarcó en México.

El cristiano Julián Slim Haddad huía del yugo del imperio otomano, que en aquel entonces obligaba a los jóvenes a incorporarse a su ejército, por lo cual las madres exiliaban a sus hijos antes de que cumplieran los quince años. Esa fue la decisión que adoptó Linda Helú, abuela del magnate mexicano.

El empresario –dueño, entre otras cosas, de la empresa de telefonía celular Claro y de Telmex– se recibió de ingeniero civil en la Universidad Nacional Autónoma de México y, desde la adolescencia, empezó a invertir en negocios. En los 80, mientras México sufría fugas de capitales históricas, él aprovechó para apostar por empresas al borde de la bancarrota.

“Si en plena Revolución mexicana, con el país sacudido, sin todavía tener familia, siendo extranjero y sin el arraigo que te da el tiempo, mi padre confió en México y en su futuro, cómo no iba a hacerlo yo”, suele decir el máximo exponente libanés de la región.

El poder económico de los libaneses es tal en México que no sólo se concentra en figuras protagónicas del poder económico como Slim, sino también de la vida política.

Actualmente, tres secretarios de Estado de la Presidencia de Enrique Peña Nieto son de origen libanés (segundas o terceras generaciones): Juan José Guerra Abud, de Semarnat; Pedro Joaquín Coldwell, de la Secretaría de Energía, y Mercedes Juan López, de la Secretaría de Salud.

“México es considerado el país en donde se encuentra la comunidad libanesa con mayor fuerza moral y económica del resto del mundo, a pesar de que el volumen de migrantes apenas alcanza las 450 mil personas”, afirmó Alejandro Kuri Pheres, nuevo presidente de la Unión Libanesa Cultural Mundial, una organización fundada en 1959.

En Brasil, la historia se repite. Carlos Ghosn, también de origen libanés, es uno de los hombres más importantes del globo. De hecho, la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles lo eligió presidente el último 12 de mayo.

Nacido en Porto Velho, de familia libanesa y formación francesa, Ghosn realizó sus estudios primarios en Beirut y los superiores en París. Su biografía laboral indica que inició su carrera en Michelin, donde a los 27 años era ya director de una de las plantas de la firma y a los 31, director general de la filial sudamericana.

En medio de la peor hiperinflación de la historia, llevó a Michelin Brasil a ser una de las pocas empresas brasileñas que obtuvieron beneficios y luego pilotó la fusión del fabricante francés de neumáticos con la estadounidense Uniroyal.

Fichado por Renault, se ganó el apodo de “Costkiller”, por el recorte de gastos que aplicó y que colocó la empresa a la cabeza del sector. En él recayó la misión de “salvar” a Nissan, una vez firmada la “alianza” de la francesa con el gigante japonés, y consiguió el milagro en un tiempo récord.

La historia de Ávaro Saieh Bendeck, ingeniero comercial y empresario chileno nacido en Colombia, pero de ascendencia libanesa, es similar. Se trata de uno de los hombres más influyentes de Chile, con amplias redes en el ámbito político y económico, con una fortuna de 3 mil millones de dólares, según la revista Forbes, que lo ubicó en su lista de multimillonarios de 2013 en el lugar número 458 a nivel mundial y 10 en Chile.

Concentra la copropiedad del 90% de la prensa escrita en Chile (La Tercera, La Cuarta, Qué Pasa, etc.), varias radios (Zero, Duna, Paula, etc.). Sus inversiones principales se focalizan en Corpgroup, que controla las empresas financieras del conglomerado: CorpBanca, Banco Condell, Corpbanca Colombia y Corp Group Vida Chile (CorpSeguro y CorpVida). El 23 de septiembre de 2013, se informó que esta última compañía llegó a un acuerdo para vender el 67% de la aseguradora a Inversiones La Construcción, ligada a la Cámara Chilena de la Construcción. Además tiene una considerable participación de mercado en el área inmobiliaria (Mall “VIVO” y Hotel Hyatt, entre otras inversiones).

Otra colombiana de origen libanés triunfa, pero en el terreno de la música. La talentosa Shakira Isabel Mebarak Ripoll es colombiana, pero cada vez que puede, recuerda lo orgullosa que se siente de sus orígenes.

“Amo muchísimo al Líbano, espero verlos bailar y cantar conmigo. Estoy orgullosa de estar aquí”, afirmó la cantante a su llegada al aeropuerto Rafic Hariri, en su primer viaje a tierra de sus antepasados, al pisar Beirut. Fue allí donde explicó uno de sus secretos mejor guardados: el movimiento de caderas que la caracteriza tiene su origen en la tierra de sus ancestros.

En Venezuela, la presencia libanesa es muy antigua; sin embargo, los primeros registros oficiales datan de 1862. “Los libaneses en Venezuela juegan un rol importante en la vida del país, se han diluido en el tejido venezolano de tal manera que los puedes encontrar desde el vicepresidente de la República hasta un indigente en las calles de Caracas”, explicó Michel Assaf, presidente de la Unión Cultural Líbano Venezolana.

Según afirmó, el sector que registra mayor presencia libanesa es “el comercio, lo sigue el sector bancario, industrial, diplomático, político y agricultura”. “No se manejan estadísticas porcentuales sobre la dinámica libanesa en Venezuela; sin embargo, es casi imposible penetrar cualquier campo de la vida venezolana sin observar la presencia de libaneses”, agregó Assaf.

En el pasado reciente, la comunidad también supo conquistar importantes espacios políticos en la región: Carlos Menem, dos veces presidente de la Argentina (1989-1999), procede de una familia sirio-libanesa. También es el caso de Abdalá Bucaram, descendiente de libaneses que fue presidente de Ecuador entre 1996 y 1997; más lejos en el tiempo, sobresale el caso de Gabriel Turbay, quien fue candidato a la presidencia de Colombia en los años cuarenta.

Categorías: Política, América Latina.