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Economía de Brasil no termina de encauzarse: se contrajo 0.5% en tercer trimestre

Jueves, 5 de diciembre de 2013 - 06:40 UTC
Las consecuencias de las protestas sociales de Junio/Julio también tuvieron su impacto en la confianza Las consecuencias de las protestas sociales de Junio/Julio también tuvieron su impacto en la confianza
El siempre optimista Mantega dijo que la recuperación demora más de lo que el Gobierno esperaba El siempre optimista Mantega dijo que la recuperación demora más de lo que el Gobierno esperaba

La economía de Brasil sufrió en el tercer trimestre su mayor contracción desde inicios del 2009 con un desempeño por debajo de lo esperado y reflejando en parte las movilizaciones y protestas sociales de junio/julio pasados. La contracción fue del 0.5% en el tercer trimestre respecto a los tres meses previos, según informó la agencia gubernamental de estadísticas IBGE.

 El frágil trimestre reforzó los temores sobre Brasil, que en los últimos años ha tenido problemas para contener la inflación y mantenerse competitivo, ensombreciendo la reputación ganada en una década de robusto crecimiento.

Aunque la perspectiva de una recesión en la mayor economía de América Latina parece aún poco probable, el frenazo podría llevar a un escenario de débil crecimiento y también a un posible recorte de la calificación de crédito en el 2014 antes de los comicios donde se espera que la presidenta Dilma Rousseff busque la reelección.

Tras conocerse los decepcionantes números, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, reconoció que la recuperación demora más de lo que el Gobierno esperaba, pero dijo que la economía brasileña debe crecer en el cuarto trimestre frente al tercero debido a una gradual recuperación de la actividad.

Pero la contracción de la economía en el tercer trimestre, sumada a nuevas evidencias de un estancamiento entre enero y marzo, reforzaron las expectativas de que el banco central podría terminar pronto un ciclo de alzas de tasas de interés con el que busca domar la inflación.

El peor mes parece haber sido julio, después de una ola de manifestaciones contra la pésima calidad de algunos servicios públicos. La recuperación ha sido frágil y los economistas están recortando sus proyecciones para el 2013 y 2014, que debería ser todavía más débil.

El estancamiento de Brasil contrasta con grandes mercados emergentes como México, India y China, donde el crecimiento de las economías se recuperó entre julio y septiembre luego de una decepcionante primera mitad del año.

Brasil ha quedado rezagado principalmente debido a fuertes estímulos económicos ofrecidos en el último año por el gobierno, que están ahora comenzando a perder fuerza. Las exenciones fiscales y préstamos baratos de Rousseff han dado escasos resultados y su retirada está ahora complicando el panorama para los fabricantes de autos y muebles.

El gasto público aumentó un 1,2% en el tercer trimestre y fue el principal motor de la demanda. Sin embargo, funcionarios han advertido que no hay más espacio para medidas de estímulo a medida que disminuyen los ingresos tributarios y el Gobierno incumple sus metas presupuestarias.

Y las perspectivas para el próximo año prometen ser complicadas ya que se debe concluir con los preparativos para el Mundial, enfrentar el escepticismo del empresariado, la probable eliminación de los estímulos monetarios en Estados Unidos, y rezar para que la gente no vuelva salir a las calles a protestar contra la corrupción y el despilfarro.

El sector privado ha sido cauteloso. La inversión cayó un 2,2% respecto al segundo trimestre, debido a que los elevados costos y la poca confianza de parte de los empresarios desalentaron los gastos de capital. La mayor caída en la producción en el tercer trimestre fue en el sector agrícola, que se contrajo un 3,5% luego del final de la principal cosecha, cediendo parte de las ganancias de un robusto segundo trimestre.

Un mercado laboral sorprendentemente fuerte ha sido una de las pocas buenas noticias para la economía brasileña, que ostenta un desempleo estable cerca de mínimos históricos.

Los precios al consumidor, sin embargo, han estado subiendo más rápido que los salarios durante la mayor parte del año.

Las fábricas brasileñas tienen aún problemas para competir en el extranjero y más líneas de montaje quedaron ociosas en el tercer trimestre, a medida que fueron caducando los incentivos fiscales. La contribución del sector industrial al PIB fue de apenas un 0,1%. Incluso el sector de servicios, que enfrenta una menor competencia externa, se expandió sólo un 0,1% durante el trimestre.